Faustino Oro es el argentino de 10 años que venció en una partida rápida al mejor ajedrecista de la historia, Magnus Carlsen. Que, coincidentemente, es su jugador favorito. “Felicidad”, respondió cándido el chico, después de que el periodista Eduardo Feinmann le preguntara en el programa El noticiero, de LN+, qué había sentido al superar al número 1 del planeta.

Hoy Faustino vive en Badalona, España, muy cerca de Barcelona. Allí se mudó la familia por él: tal es su proyección en el ajedrez, que sus padres hicieron ese gran cambio de vida. En ese lugar el niño tiene un potencial mucho mayor que si permaneciera en su país de origen. “Me encantaba jugar al fútbol en Argentina. Me ponían a veces de arquero, a veces de mediocampo, a veces de defensa”, contó el niño, que aprendió el juego-ciencia hace cuatro años. De una forma peculiar y en una circunstancia anormal.

“Empecé a jugar en la pandemia. Me enseñó mi papá , que era el único que sabía jugar, aparte de mis abuelos”, recordó. Hasta entonces, todo normal. La cuestión es por qué Alejandro le mostró cómo se jugaba al milenario entretenimiento. Hubo una casualidad, como tantas en los orígenes de los grandes acontecimientos.

“Me gustaba el fútbol antes que el ajedrez. Jugaba en el living, y mamá no podía concentrarse. Entonces le dijo a mi papá que me enseñara, porque él siempre estaba con el ajedrez, y así yo estaba un poco sentado y paraba un poco de jugar al fútbol con una pelota en la casa, pateando a un arco”, reveló el pequeño Oro en una charla por video con el periodista. Con la familia encerrada en una vivienda por la cuarentena, la “molestia” del niño futbolista propició que cambiara de divertimento.

Y vaya cómo le fue: es el ajedrecista más joven de la historia que superó los 2300 puntos en el ranking Elo internacional. A los 10 años es maestro FIDE y puede, por el momento, lograr el récord de precocidad en conseguir el título de gran maestro, que es de 12 años y 4 meses. “No recuerdo cuándo fue la primera vez que moví una pieza en juego presencial, pero la primera vez online fue el 30 de mayo de 2020″, puntualizó. Pleno encierro social, claro. Y desde entonces, Faustino creció sin parar en su pasatiempo.

“Online me divierte un poco más, pero jugar presencial es lo serio-serio”, comentó en la pantalla. “En las partidas clásicas hay que pensar, y ahí pienso. Pero en el ajedrez rápido hay que jugar rápido; a veces no importa tanto jugar tan, tan, tan bien”, apuntó sobre dos de las tres modalidades de juego que existen (la otra es la relámpago, blitz o ultrarrápida). En marzo, en la especialidad veloz, se impuso en 48 movidas al noruego Carlsen, desde hace muchos años el mejor del mundo.

“Felicidad”, se limitó a comentar Faustino sobre semejante victoria. “Jugué rápido”, mencionó por toda estrategia para encarar un encuentro que terminó haciendo ruido internacional en el ambiente. Y disparando una pregunta obvia: ¿hasta qué punto puede llegar Faustino Oro?

“Sí, me gustaría”, contestó a Feinmann sobre si deseaba ser campeón del mundo. Antes, a un periodista español, le había respondido que quería estar entre los diez primeros del ranking, sin ponerse un plazo. Por cierto, el único plazo que tiene por delante es mayo: el próximo mes afrontará un torneo. ¿Contra niños de su edad? Qué va: contra cualquier jugador del planeta que le toque, de cualquier edad. Como es típico en el ajedrez virtual. El que ya supo del cimbronazo del niño argentino, y que presumiblemente sabrá de más hazañas de Faustino Oro.