A tres días del intento de asesinato de la fiscal Claudia Ríos durante un juicio que se desarrolla en el Polo Judicial de Mendoza, se difundió la imagen del puñal con el que el preso e imputado en dicho proceso, Hugo Arredondo, quiso cortarle el cuello a la funcionaria. Se trata de un arma blanca de fabricación casera de unos quince centímetros de largo, con filo de metal y mango de tela.

La “chuza”, como se conoce a este tipo de armas dentro de las cárceles, fue secuestrada en poder de Arredondo tras el fallido ataque a Ríos, quien se defendió utilizando gas pimienta y fue resguardada rápidamente, al tiempo que se redujo y detuvo al agresor.

Antes de ser atrapado, el delincuente arremetió contra una pasante de Derecho -a quien tomó del cuello- y lesionó a otros dos trabajadores administrativos, informó el sitio local Diario Uno y agregó que uno de ellos sufrió con un corte en un dedo.

A raíz de los actos realizados, Arredondo fue imputado ayer por los delitos de tentativa de homicidio simple y lesiones leves. Además se investiga la forma en la que el preso logró ingresar con el puñal hasta la sala de debates sin ser detectado por los agentes del Servicio Penitenciario a cargo de las requisas previas. En ese sentido, fuentes del caso detallaron que el hombre fue revisado en el penal de Almafuerte antes de ser trasladado, luego en su ingreso a la Estación Transitoria de Detenidos y Aprehendidos (Estrada) y finalmente antes de subir a la sala 15 del Polo Judicial Penal, pero en ninguna instancia fue detectado el objeto cortopunzante.

Por decisión de un juez de Ejecución, la audiencia de este viernes se llevó a cabo vía Zoom, con el preso custodiado en una celda del penal de Almafuerte y acompañado por su defensora oficial Alicia Arlotta. “La idea era evitar un nuevo traslado del detenido hacia los tribunales”, dijo una fuente judicial y agregó que tras la indagatoria el delincuente quedó en una celda aislado del resto de la población carcelaria.

Según pudo saber LA NACION, Arredondo cumple una pena de prisión perpetua por el crimen de Jorge Daniel Montilla (51), un exmilitar y comerciante baleado el 10 de marzo de 2015 por un grupo de delincuentes que intentaron robarle su camioneta en la puerta de su casa del barrio Tamarindos II, en Las Heras. Por otra parte, sobre él pesa una condena a 14 años de prisión por haber perpetrado el crimen de Nicolás Lozano, un preso de Almafuerte asesinado a golpes y puñaladas el 26 de diciembre de 2019.

Actualmente, es juzgado por un ataque que habría cometido en el mismo penal en septiembre de 2022 contra otro interno identificado como Carlos Enrique Olmedo. Junto a otros reclusos, está acusado de golpear a la víctima de 31 años, tirarle agua con sal en la cabeza y atarle la lengua con una cuerda a una cucheta para obligarlo a consumir Clonazepam. Una vez sedado, otro de los agresores lo habría abusado y un día después lo empalaron.

Además, Arredondo y otros dos presos son juzgados por el intento de asesinato de otro recluso del penal de Almafuerte a mediados de julio de 2019. Fue en el marco de dicho proceso que el miércoles, ante la mirada del juez Mauro Perassi, de la defensora oficial Ximena Morales y del público presente, el hombre se abalanzó sobre la fiscal Ríos e intentó apuñalarla.