PUNTA CANA.- Los planes que tiene el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para los próximos años son ambiciosos. Este domingo buscará llevar adelante una reestructuración interna de todo el Grupo (que incluye al BID Invest y BID Lab), para lo cual deberá recibir el visto bueno de los países accionarios en la Reunión Anual de la Asamblea de Gobernadores, encuentro en el que también participa la Argentina. De aprobarse, la organización no solo transformaría alguno de sus modelos de negocio, sino que además aumentaría su capacidad de préstamo en hasta US$112.000 millones para inyectar en la región durante los próximos 10 años.

“Estamos ante un momento histórico para el Grupo BID y queremos que este momento también sea histórico para América Latina y el Caribe. ¿Por qué? Porque por primera vez en la historia del BID se estarán presentando tres cambios transformacionales, que se llevarán a cabo en simultáneo. Serán muchas reformas, pero con la dirección clara de aumentar el impacto y la escala de lo que hacemos”, dijo Ilan Goldfajn, presidente del BID desde noviembre de 2022, en un encuentro con la prensa regional del que participó LA NACION.

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Para que la nueva estrategia institucional tenga impacto, Goldfajn afirmó que el organismo será “muy selectivo” a la hora de elegir los proyectos en los cuales invertir. Los focos serán tres: iniciativas con carácter social (relacionados con la pobreza, la educación y la salud), cambio climático, o de crecimiento y productividad. “El BID es un banco amigo, pero tiene que ser selectivo y encontrar junto con los países cuáles son los proyectos transformadores”, agregó.

En términos de escala, desde el BID adelantaron que están trabajando en cómo mejorar el uso de los recursos, sobre todo a través de “innovaciones financieras” con otros bancos. Por ejemplo, el organismo se encuentra en plenas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para convertirse en el tenedor autorizado de los Derechos Especiales de Giro (DEG) de los países.

“Estamos pidiendo que ese dinero del Fondo, que no se puede usar si no es con el Fondo, se deposite en el banco como reserva. Si conseguimos esto, nos ayuda mucho con el balance, porque por cada dólar depositado se pueden dar hasta US$7 de préstamo. Este mes lo estará discutiendo el Directorio para tener un consenso, esperamos que en marzo lo decidan y aprueben. Una vez aprobado, los países depositan, aunque igual hay algunas cuestiones legislativas de por medio”, adelantó.

Con este tipo de estrategias, el BID podría aumentar la capacidad de préstamos en hasta US$112.000 millones en los próximos 10 años. Esto sería equivalente a unos US$11.000 millones extra por año enfocados en proyectos de toda América Latina, cifra que duplicaría el monto actual: en 2023 se desembolsaron US$10.700 millones en la región.

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Sin embargo, otro mecanismo de recaudación será el aporte de capital que realicen los países accionistas, el cual tiene que ser proporcional a su participación en el organismo multilateral de crédito. Actualmente, la Argentina tiene una porción del 11,354% de los votos, igual que Brasil (11,354%) y solo por detrás de Estados Unidos, este último perteneciente a la categoría de miembro no prestatario (30,006%).

Este jueves, O’Globo adelantó que Brasil se comprometió a pagar un total de US$434 millones para aumentar el capital del Bid Invest a US$3500 millones. Este monto estará dividido en seis cuotas anuales de US$62 millones. Pese a las consultas hechas por LA NACION, hasta ahora el Ministerio de Economía no respondió si la Argentina desembolsará un monto similar.De no hacerlo, el país podría perder parte de su poder accionista.

“El apoyo de la región es total. Imaginate que tenés un brazo que tiene la capacidad de duplicar todo. Hay un apoyo muy grande a la capitalización, al BID Lab, a todas las grandes reformas que hay que hacer. Porque esto significará varias cosas: van a recibir más recursos para sus firmas privadas, al tener un modelo más innovador nos podremos aliar con más empresas que antes, e impactará en muchas más personas. Tenemos más recursos, podemos hacer más y, si estamos enfocados y selectivos, la gente va a sentir la diferencia. Habrá más recursos, más empleos. Es algo muy importante para los países”, consideró Goldfajn, al ser consultado sobre la recepción de los gobernadores a la propuesta.

Para la Argentina, país que está cerrado a gran parte del financiamiento global, esto significaría poder acceder a más dinero a una tasa más beneficiosa frente a otros prestamistas. Hoy, la cartera de préstamos activa que la Argentina tiene con el Banco Interamericano de Desarrollo asciende a US$12.207 millones, el monto más alto de crédito desembolsados en la región. A modo de comparación, la cartera activa de Brasil es de US$10.350 millones, seguido por Ecuador (US3285 millones) y Paraguay (US$3085 millones).

En el país, esa cifra se reparte en proyectos de agua y saneamiento, transporte, reforma y modernización del Estado, desarrollo y vivienda urbana, mercados financieros, inversiones sociales, entre muchos otros. Eso lo convierte en el segundo prestamista más grande que tiene el país, solo por detrás del Fondo Monetario Internacional.

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El veredicto sobre la reforma interna se conocerá el domingo por la tarde. Mientras tanto, los ministros de finanzas y economía, presidentes de bancos centrales y otros altos funcionarios de la región que ocupan el cargo de gobernadores de la Asamblea se reunirán a puertas cerradas para discutir el rumbo que tomará el banco.

“Nos vamos a acordar de Punta Cana por muchos años, a lo mejor por décadas. La región necesita de un BID transformado, la región también está delante de un posible potencial cambio. Creo que por la coyuntura global, el mundo necesita de América Latina y el Caribe para superar grandes desafíos como el cambio climático, la transición energética, la seguridad alimentaria o la biodiversidad. Si hay una percepción de que la región puede estar delante de un punto de inflexión, la inversión va a llegar. Y eso generará recursos que permitía resolver lo que llamamos el desafío triple: los países tienen mucha demanda social, pocos recursos fiscales y no crecen como para obtener más recursos”, cerró el presidente del BID.