La semana pasada, un puñado de edificios históricos amanecieron envueltos en telas vaporosas, de seda o satén, en rosa pastel, el color preferido del diseñador argentino Andrés Reisinger. El artista digital que se formó en la UBA y triunfa en Europa invita a contemplar las ciudades más emblemáticas del mundo a través de experiencias oníricas. ¿Fantasía o realidad?

La especialidad de Reisinger son los denominados “take over”. Reisinger se apropia de París, de Nueva York, de Miami o de Tokio. Y ahora también de su ciudad natal, a la que nunca olvida pese a residir en Barcelona.

La serie de intervenciones digitales está inspirada en la Teoría de la Deriva del filósofo francés Guy Debord: “Juego con esas zonas desconocidas que no están mapeadas en la mente. Invento calles y esquinas que no existen, pero que tienen todos los ingredientes para existir”, devela el diseñador de 33 años, que concibe esta serie como una plataforma que fusiona universos paralelos. “La idea es democratizar el arte, construir un sentido de comunidad que trascienda los límites geográficos”, señala.

Barrios reconocibles de París o Londres cubiertos por una segunda piel rosada, en capas de texturas que pueden compararse con peluches o plumas. Reisinger utiliza componentes escenográficos: desde cortinados infinitos a formas orgánicas enclavados en entornos urbanos.

“Take Over Buenos Aires es un homenaje personal”, asegura el artista. La narrativa visual que juega con la melancolía de los atardeceres despertó miles de comentarios en su cuenta de Instagram, @reisingerandres, donde los 538 mil seguidores le preguntaban por la instalación.

“A Buenos Aires le vendría bien un poco de tu magia”, le sugirió una seguidora. ¿La respuesta? Tres emojis de estrellitas.