Independiente ganó en Mendoza y ahora se impuso en Liniers: de atrás hacia adelante y con una doble dosis de fortuna
Nada mal, en un contexto en el que cuesta tanto ganar y jugar más o menos bien. Independiente, al menos, completa doblemente el primer casillero. Un rústico 1-0 en Mendoza, ante Independiente Riv...
Nada mal, en un contexto en el que cuesta tanto ganar y jugar más o menos bien. Independiente, al menos, completa doblemente el primer casillero. Un rústico 1-0 en Mendoza, ante Independiente Rivadavia. Un afortunado 1-0 en Liniers y contra Vélez. La fortuna, por ahora, juega a su favor: zafó de un tiro en el palo y de un remate en el travesaño. Mientras se construye, el Rojo cambia de destino y gana. Nada mal.
Casi siempre jugó mejor Vélez, con la pelota, el campo y algunas buenas ideas. Un fortísimo remate de Jara chocó con el palo, lo que habría provocado cierta justicia en el marcador. Sin embargo, Independiente es un equipo que aprendió a resistir. Y a jugar con la convicción de un equipo duro, aguerrido, con personalidad. Todos atributos que solía tener Carlos Tevez, su entrenador. Sin su jerarquía. Independiente es un equipo en construcción, de atrás hacia adelante. Y apoyado en el laboratorio. De esa manera, de un córner, abrió el marcador con un cabezazo de Laso.
No lo gritó, porque en la temporada 2018/2019 actuó durante 36 partidos en Liniers. Toda una curiosidad: cuesta tanto convertir un gol en el fútbol argentino (mucho más, jugar con ciertas destrezas durante un determinado período de tiempo) que resulta una pena que no se pueda celebrar el grito de gol, con respeto, sin excesos, claro está. El mensaje de Santiago Montiel, de Argentinos y en el Monumental, tampoco es el camino.
La resistencia, primero. Y la vieja historia del contraataque, más tarde. Así logra profundidad y peligro. La continuidad del espectáculo se mantuvo en la misma sintonía: Vélez al ataque, Independiente en la dulce espera. Apoyado, otra vez, en una cuota de fortuna: el disparo de Méndez casi rompe el travesaño, previo roce en las seguras manos de Rey.
SE SALVA INDEPENDIENTE DEL PRIMER GOL DEL ENCUENTRO.
🤯JARA CON UN DISPARO QUE SE ENCONTRÓ CON EL PALO.
VELEZ 0-0 INDEPENDIENDTE. pic.twitter.com/rT49YMH8Ak
La presentación de Independiente en Mendoza tuvo el valor de la victoria, un premio que no consiguió ninguno de los otros grandes en el debut. El triunfo, sobre todo. Porque el Rojo no dispuso de una actuación acorde con su grandeza, con la mística de su historia: fue un puñado de voluntades más parecida a la de los últimos años de su deshilachado último tramo de su leyenda. Poquito, verdaderamente, respaldado en Santiago Toloza, uno de los pocos habilidosos de nuestro medio. Un atorrante, al que no le pesa la camiseta número 10.
Carlos Tevez debió cambiar la tónica: la idea de actuar con cinco defensores duró un tiempo, hasta el ingreso de Toloza por Damián Pérez, un lateral. Con Avalos y Canelo, en el ataque, se impuso por esas cosas del fútbol. Independiente sabía que debía mejorar sustancialmente. No lo consiguió en Liniers.
“Me voy contento con el resultado”, describía Apache, que en el choque con Vélez se inclinó por Toloza y un solo delantero, Avalos. Siguió en la medianía.
Homenaje y lluvia para Bianchi¡¡CUIDADO CON LA LEYENDA!! A 30 años del VÉLEZ CAMPEÓN MUNDIAL, el Fortín homenajeó a Carlos Bianchi en pleno Amalfitani pero... ¡se prendieron los regadores y lo mojaron por completo! ¿El famoso baño de gloria? 🤣 pic.twitter.com/Pcsi7HzPV3
— SportsCenter (@SC_ESPN) January 31, 2024Le agrada al símbolo de Boca crear estructuras sólidas, ordenadas. Sin la prepotencia del ataque. Es toda una señal. A esta altura, no se sabe si es por su preferencia (su recorrido, de Rosario Central a Independiente, es demasiado poco) o por contar con un plantel excesivamente corto. Más allá de que otra vez no actuó en su casa ni frente a su gente, Independiente debería ser más atrevido. Vélez no representa, al menos desde los nombres, un peligro mayúsculo. Sin embargo, el Independiente versión 2024 es una formación corta, sustentable, sin excesos de valentía.
Vélez también está diseñado de atrás hacia adelante, con Tomás Marchiori en el arco y Emanuel Mammana en la última línea como los estandartes de una nueva era. No le sobran figuras y, en el banco, esperan y entran promesas de 19, 20, 21 años, chicos de la fábrica de la Villa Olímpica, que tiene poco del brillo de algunos años anteriores. No hay un Thiago Almada: su luz en el Preolímpico debe generar cierta nostalgia a los hinchas de Vélez, convertido en un club vendedor. Jóvenes como Luca Orellano o Gianluca Prestianni o veteranos como Lautaro Giannetti resultan algunos de las figuras que Vélez extraña. De hecho, se mantuvo en primera recién en la última fecha del torneo pasado.
Con pibes y algunos experimentados, Vélez debió al menos empatar. No pudo. Independiente es una roca en el que el optimismo se burla de cualquier tipo de merecimientos. Gana y gana. De atrás hacia adelante, se hace fuerte. Sin fuegos artificiales, pero con la convicción de la humildad.
