
Marchas y contramarchas en la obra pública de Tigre, entre la municipalidad y Aysa
Las marchas y contramarchas que por estas horas se da en la obra pública del municipio de Tigre ofrece una foto en pequeña escala de las...
Las marchas y contramarchas que por estas horas se da en la obra pública del municipio de Tigre ofrece una foto en pequeña escala de las pujas políticas que sobrevuelan el territorio.
Hace dos semanas, la intendencia de Julio Zamora, en abierta disputa con el exintendente del distrito y precandidato a presidente, Sergio Massa, y su esposa Malena Galmarini, inauguró una plazoleta recreativa en la localidad del Rincón de Milberg. El espacio, que cuenta con un set de juegos aeróbicas y una serie de bancos temáticos, se extiende sobre dos cuadras del boulevard de los bosques.
Durante las próximas semanas, Aysa, la empresa de servicios públicos que dirige Galmarini -que aspira a la intendencia de Tigre-, avanzará con un tendido de red cloacal sobre la flamante plaza, levantando así las veredas -nuevas- que la rodean.
La obra ya se encuentra en marcha y es una continuación del trabajo que la empresa venía realizando en el distrito. Solo que ahora, el trazado cloacal se hará por sobre el contorno del espacio recreativo.
Los operarios que se encuentran trabajando en la zona estiman que tardarán entre dos o tres semanas en finalizar el trabajo sobre la avenida de los bosques; pero advierten que, por el gran caudal de agua que existe por debajo, les es difícil calcular con exactitud los tiempos de ejecución.
Del otro lado del boulevard de los bosques, a unas 3 cuadras de donde se encuentra trabajando AySA, permanecen todavía los operarios municipales que trabajaron en el armado del espacio de esparcimiento. Es que el último tramo de la obra municipal no está concluido: restan unos pocos metros en la colocación de la veredas. “Espero que no hayamos trabajado en vano”, dice uno de ellos al enterarse de que AySA levantará las veredas que él mismo colocó.
Desde la empresa aseguran que la obra forma parte de un plan cuya aprobación se dio hace más de 9 meses por la propia intendencia. “Lleva casi 10 meses de ejecución. Tiene permiso. No bajamos y rompemos donde nosotros queremos sin tener todo acordado previamente”, sostienen. Además, destacan que la zona, que tiene napas a 50 centímetros del asfalto, presenta algunos contratiempos adicionales, pero que todos los inconvenientes que se generan en los barrios, terminan por revalorizar los terrenos y las viviendas.
“Nosotros tenemos un plan de obra y lo hacemos”, dice Zamora a LA NACION. “Hace 6 meses que están con eso. ¿Tenemos que esperar que tarden 6 meses más? Así la plaza no la hacemos nunca. Los vecinos están contentos con esa obra”, agrega.
“Estamos en campaña”, explica Zamora y pone como ejemplo que hace poco recibieron un comunicado informal en el que se pedía “orden y limpieza” en el municipio debido a que “todas las obras en ejecución serán visitadas por a Presidencia de Aysa”
El intendente relativiza lo sucedido y minimiza la descoordinación. “Toda empresa que intervenga en el espacio público tiene la obligación de dejar todo tal cual lo encuentra”, explican. “Si rompen las veredas, las arreglan, si sacan pasto deberán reponerlo”, insiste y aclara que, concluidas las obras, la intendencia debe aprobar el trabajo realizado con un certificado.
El episodio, peculiar por lo pintoresco, se recorta sobre un paisaje político turbulento. Ayer, la Cámara Nacional Electoral hizo lugar a un pedido del Frente Renovador para impedirle a Zamora figurar en la boleta presidencial de Unión por la Patria. “Deja al intendente sin boleta a presidente por un capricho para poner a su mujer”, le dijo Zamora a este medio. Con el movimiento massista, avalado por la junta electoral, el intendente deberá competir sin referencia nacional.
La rivalidad entre Massa y Zamora se remonta a 2013. Tras la partida del actual ministro de Economía a la Cámara baja, Zamora lo reemplazó en el poder ejecutivo local. En 2015, Zamora renovó su mandato heredado al validarlo en las urnas y comenzó a gestar un proceso de emancipación política con el massismo, con derivas que se prolongan en la actualidad.
El episodio más resonante fue en junio de este año cuando, en un movimiento coral, cuatro funcionarios de Zamora renunciaron al gabinete. El intendente aseguró que todos ellos recibieron amenazas y, asustados, optaron por abandonar sus cargos.