
Se enamoró del manejo off road, empezó a dar clases y montó un negocio que es furor
En medio de la noche, la respiración se escucha con más claridad. El fuego, casi devenido en brasa, es testigo de un viaje largo que está llegando a su final. Falta un tramo, pero la noche es me...
En medio de la noche, la respiración se escucha con más claridad. El fuego, casi devenido en brasa, es testigo de un viaje largo que está llegando a su final. Falta un tramo, pero la noche es mejor compartirla con la quietud de la naturaleza que con la potencia de un motor. Con las camionetas estacionadas a un costado, la pintura se hace realidad. Las montañas y todos sus secretos están ahí, a unos pocos metros. Con una taza de té en la mano, los amigos contemplan el espectáculo.
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Fernando Soriano está próximo a cumplir 60 años y desde que tiene memoria su vida está tocada por la aventura. Fue su papá quien llevándolo a un río, un camino alternativo o prestándole un Peugeot 404 para manejar por la arena le dejó una pasión que lleva hoy en día. “Tanto mi hermano como yo manejábamos desde chiquitos, con mi papá a un lado. Se nos hizo costumbre ir a comer un asado abajo de un árbol cerca del río y manejar por tierra o arena”, le contó a LA NACION.
El tiempo pasó y aquella actividad con la que compartía de chico la quiso trasladar a su familia de grande. Ya recibido de licenciado en Química y más con la idea de poder trasladar con todo su grupo familiar en un auto grande, emprendió una búsqueda que sin querer lo hizo encontrarse con una Cherokee de 1998. “Estuve un año sin encontrar una camioneta en buen estado. El día de mi cumpleaños me juré que la primera que apareciera, la compraba. Fui a un McDonalds en Olivos para encontrarme con un vendedor y vi en el estacionamiento una Cherokee impecable, equipada y en venta. Empecé a hablar con su dueño, cerramos un buen trato y me la quedé”, recordó.
Así empezó todo, casi por casualidad. O destino, según quien lo interprete. Sus primeros viajes fueron a la costa, a San Antonio de Areco donde se patrocinaban viajes off road y de a poco, con ayuda de foros online y practicar en una calle de tierra cerca de su casa, aprendió un poco sobre conducción fuera del camino.
Hoy, en pleno 2023, ya tiene varios viajes encima que hace junto a sus amigos. Salir del camino y explorar zonas desconocidas, cuenta, es el verdadero objetivo de sus salidas. No pasa por explotar las capacidades de la camioneta que de a poco mejoró ni ver por cuántas piedras puede trepar su Cherokee sino llegar a un punto interesante del mapa. Así conoció restos de desastres aéreos, fallas geológicas y una veintena de paisajes maravillantes.
Aprender es posible, no importa cuándoAsí como Fernando aprendió por su cuenta, hay personas que prefieren una guía para sus primeros inicios. Pepe Louzao es oriundo de la Ciudad de Buenos Aires pero al igual que muchas peronas, hastiado del bullicio metropolitano, se mudó al partido de Pinamar en 2007. Se enamoró del off road de a poco. Primero con un cuatriciclo, después con unos vehículos un poco más grandes. “Dejé volar la imaginación”, le contó a este medio entre risas.
Cuando juntó un poco de plata, en 2012, se compró una camioneta 0km y empezó una aventura que la convirtió en oficio. Promoción en internet, pasión y un poco de empuje lo llevaron a crear una clínica de manejo off road para todos los que quieren aprender desde cero. Era un hobbie, algo más secundario. Él vendía suplementos para deportistas y, al mismo tiempo, daba estos pequeños cursos. Por un tiempo, ambas cosas convivieron pero la pandemia, lejos de arruinarle su idea, la potenció.
“Empecé a dar cursos virtuales, a que la gente se enganche y a hacerme un poco más conocido”, explicó. En un momento de crisis aprovechó una oportunidad. Y ese fatídico 2020 se convirtió para él en el inicio de un apasionante negocio. “No paré nunca más”, comentó quien no solo ofrece cursos personalizados sino que también organiza viajes para los más experimentados. Catamarca, Neuquén, los médanos de la Costa Atlántica y otros tantos destinos son a los que Pepe lleva a sus alumnos. También, comparte anécdotas y consejos en sus redes. Su emprendimiento, 4x4 Experience Argentina, fue furor este último verano.
El viaje que te hace parte de la historiaSaber manejar es condición más que necesaria. También es importante tener nociones de mecánica y primeros auxilios. “Nunca hay que ir solo, siempre mínimo dos autos y no llevar a más de dos personas en cada uno”, advierten los expertos. No es -solo- una cuestión de peso, es saber que, si hay un problema con un vehículo, los pasajeros tienen que tener un lugar donde seguir el viaje.
Después, cada uso que se le de a la conducción off road depende de cada persona. Muchos lo eligen por la potencia de las pick ups o SUV con las que manejan y otros para encontrarse con la naturaleza o sentirse parte de un hecho histórico. Ya lo decía Fernando: “Hice contacto con gente de La Rioja para hacer un trazado por lo que hoy se conoce como la Quebrada del yeso. En ese momento no se conocía y tuve la suerte de explorarla antes de que se corriera el Dakar ahí. Después la vi materializada en una etapa de ese primer Dakar en Argentina y me entusiasmó mucho”.
Él se encontró con un momento histórico y paisajes para el recuerdo mientras que Pepe lo convirtió en un negocio. Los dos, motivados por la pasión. “ tenés una sensación de total libertad, de que uno es libre de las condiciones que te pone la sociedad. Ahí estás vos y la montaña, el bosque, un fogón... ”.