Verstappen arrasó en un Gran Premio de España que relanzó a Mercedes
El pleno de victorias de Red Bull Racing en la temporada alcanzó siete grandes premios y una carrera sprint, también el férreo liderazgo de Max Verstappen en la escudería de Milton Keynes. Arro...
El pleno de victorias de Red Bull Racing en la temporada alcanzó siete grandes premios y una carrera sprint, también el férreo liderazgo de Max Verstappen en la escudería de Milton Keynes. Arrollador, el neerlandés trituró a los rivales y acalló como si hiciera falta de modo definitivo cualquier idea alocada de que su compañero de garaje Sergio Checo Pérez u otro piloto pueda discutirle el reinado. Con menos de un tercio del calendario cumplido, se desandarán 22 episodios, el bicampeón ensaya un viaje rumbo a una tercera corona.
En el Gran Premio de España, desarrollado en el circuito de Montmeló, Verstappen se alzó con todos los registros: una demostración de contundencia, sabiduría para administrar los neumáticos y destaque de la concepción del modelo RB19, que está destinado a ingresar en la galería de los mejores de la historia. Verstappen señaló el tercer Grand Chelem en sus 170 grandes premios: anotó el mejor tiempo para adueñarse de la pole en la prueba de clasificación, ganó la carrera, lideró todas las vueltas y estableció en los cronómetros el giro más rápido.
La relación entre Montmeló y Verstappen será eterna, quedará grabada por siempre. En el trazado de Barcelona logró su primer triunfo en la F.1 en 2016, convirtiéndose en el piloto más joven de la historia en ganar en la categoría. Eran días en que todavía se sospechaba si no resultaba temerario entregarle una licencia a alguien con 18 años, también jornadas de debate de aquellos que pusieron bajo sospecha el reemplazo de Daniil Kvyat por un adolescente. Siete años más tarde la cifra de éxitos en el Gran Circo llegó a 40 y muy pocos recuerdan qué es de la vida del ruso, que tiene cobijo en Lamborghini para disputar el Mundial de Resistencia en LMP2.
Aquella primera victoria tuvo como dato extraordinario el modo en que Lewis Hamilton y Nico Rosberg –ambas espadas de Mercedes que protagonizaban una batalla que provocó actuaciones del jefe Toto Wolff y del entonces asesor Niki Lauda- se descartaron al chocarse en la primera curva, después de partir desde los dos primeros lugares de la grilla, el nuevo triunfo descubre a los actuales pilotos de las Flechas de Plata –Hamilton y George Russell- en el podio y a la escudería relanzada, expresándose como la mejor del resto, luego de un inicio enredado y de una temporada pasada que resultó un desquicio para toda la fábrica de Brackley.
El dominio abrumador de Verstappen se expresa en números y también en cómo capitaliza las prestaciones del RB19. En los siete grandes premios desarrollados, el neerlandés lideró 401 de las 417 vueltas. El circuito catalán resulta por excelencia el lugar en donde los equipos analizan y calibran el potencial y, en ese sentido, Red Bull Racing tiene razones para enseñar la sonrisa que esboza Christian Horner, que pasó ocho años aplastado por la solvencia de Mercedes. Proyectar que por segunda temporada consecutiva ganar el Mundial de Constructores, además del de Piloto, no es un acto irracional, como tampoco pronosticar que 2024 será otro calendario con los autos de Milton Keynes enseñando el camino.
“Es un gran placer manejar un auto como éste y creo que lo demostré de nuevo. Teníamos muchas estrategias de neumáticos y siempre tuvimos en la pista la correcta. Llevaba un compuesto más duro en el inicio y sabía que la largada podía ser más complicada, aunque intentarlo por fuera en la Curva 1 siempre es más difícil”, deslizó Verstappen, que controló sin dificultades a Carlos Sainz (Ferrari) una vez que se apagaron los semáforos y se dedicó a alimentar la diferencia en el cronómetro. Lejos del resto, que era donde se brindaba el espectáculo por las maniobras y los avances, el neerlandés solo se focalizaba en pulverizar a los rivales. La brecha de 24 segundos sobre Hamilton, toda una definición, al igual que los 53 puntos con los que aventaja a Checo Pérez, que debió contentarse con el cuarto lugar, tras otro sábado complejo, donde quedó eliminado en la Q2.
Las medidas que tomó Mercedes para dar el salto parecen ir en la dirección correcta: el doble podio, el primer de sus pilotos en el curso, el resultado que devuelve la confianza. No fue una casualidad la mueca de satisfacción de Toto Wolff, acompañada por aplausos en el garaje. El W14 es rápido y ofrece un abanico de posibilidades para las estrategias, porque además la velocidad no se traduce en una degradación prematura de los compuestos: con gomas blandas, Hamilton hizo el primer pit-stop en el giro 25 y uno más tarde desde el box convocaron a Russell. Además, el desempeño fue superador respecto a Aston Martin y Ferrari, que en Montmeló asomaron perdidos: Fernando Alonso no tuvo ritmo y finalizó séptimo, por detrás de su compañero Lance Stroll; el asturiano firmó el peor resultado del calendario justo cuando los españoles se ilusionaban con la victoria 33, esa que se hace desear desde el GP de España 2013. Peor resultó la performance de la Scuderia: Sainz partió segundo y se contentó con un quinto puesto; Charles Leclerc, que largó desde la calle de boxes –tras accidentarse en la qualy- terminó 11mo, fuera de la zona de puntos.
“No esperábamos un resultado tan bueno. Tengo que quitarme el sombrero ante el trabajo que se hizo en la fábrica. Aún Red Bull Racing está lejos, demasiado, pero confiamos en acercarnos para las últimas carreras. El salto de calidad fue enorme, pero necesitamos otro”, dijo Hamilton, mientras que Russell apuntó que un avance del puesto 12 al 3 solo se logra con un buen auto. Recortar los 24 segundos de diferencia que estableció Verstappen es la meta, un objetivo ambicioso para una escudería que fue reina y parece que se vuelve a encontrar.