El libro que predijo la tragedia del Titanic catorce años antes del accidente
El 14 de abril de 1912, el trasatlántico...
El 14 de abril de 1912, el trasatlántico RMS Titanic se hundió al momento que realizaba su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York. Al menos 1500 personas murieron en el trágico hecho que fue inspiración para una de las películas más taquilleras del cine, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Pese a tratarse de un hecho histórico del que todo se dijo, es ahora que vuelve a ser noticia por la relación que tiene con el libro El naufragio del Titán o Futilidad, de Morgan Robertson, publicado catorce años antes de la catástrofe.
Publicitado como el barco más grande y lujoso de aquellos tiempos, el Titanic prometía a sus pasajeros vivir una experiencia sin igual, con destino hacia Estados Unidos desde Gran Bretaña, con un aproximado de 2.200 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes. Pero no pudo cumplir con la travesía, porque a poco de llegar a New York colisionó contra un iceberg que derivó en su naufragio. Tras el hecho, lograron sobrevivir aproximadamente 700 personas.
Más de cien años después, continúa siendo una de las tragedias más recordadas en todas partes del mundo. Además, fue el puntapié de diversas historias exitosas de ficción; fue tal vez por ese motivo que se relacionó este suceso con la trama del libro El naufragio del Titán o Futilidad, que fue publicado en 1898. No obstante, las coincidencias entre las historias toman aún más relevancia al conocer que la obra fue publicada catorce años antes del accidente marítimo.
El autor es Morgan Robertson, un hombre que se dedicó a tareas marítimas hasta sus 29 años, cuando decidió abocarse a la escritura con ficciones relacionadas con embarcaciones y guerras. Por sus ideas y relatos fue catalogado por algunas personas como un “loco”, lo que lo llevó a terminar internado en una institución psiquiátrica de la que logró el alta al comprobarse sus buenas facultades mentales.
En cuanto a sus obras, la más conocida es El naufragio del Titán o Futilidad, que fue publicada en 1898 y hoy por hoy causa sorpresa, porque relata la tragedia de un prometedor trasatlántico que sufre un accidente en su viaje a Estados Unidos y dejar un gran número de muertos.
La primera coincidencia entre la realidad y ficción incide en la semejanza entre los nombres de las embarcaciones en cuestión: Titán en la historia escrita, Titanic en la realidad. Pero conforme al avance del relato, las coincidencias van en aumento, desde las dimensiones de los barcos hasta la secuencias de los hechos que terminaron en la recordada tragedia.
En su libro, Robertson describe a su embarcación ficcional como “la más grande a flote y la mayor de las obras del hombre”, tal como se lo conoció al Titanic. Además, ambas eran propiedad de una compañía naviera, que tenía como principal accionista a un hombre de nacionalidad estadounidense, muy rico. En la historia real se señala a J.P. Morgan como esta persona.
En cuando a las descripciones de los dos barcos, las similitudes son más que llamativas. Mientras que en el relato escrito se describe una nave de 240 metros de largo, con 19 compartimentos estancos como el sistema de amparo ante el ingreso de agua, 40.000 caballos de fuerza y una velocidad máxima de 25 nudos; además, el autor indica que tenía tres hélices, algo que no existía hasta entonces; y llevaba a bordo 3.000 pasajeros, con 24 botes salvavidas en caso de un naufragio.
Las descripciones del Titanic se asemejan sorprendentemente. El barco hundido contaba con 268 metros de largo y 16 compartimentos estancos; contaba con 50.000 caballos de fuerza y una velocidad máxima de 25 nudos; fue el primer barco con tres hélices; llevó 3360 personas y contó con 20 botes salvavidas.
Respecto a la trama del libro, se describe que el viaje se vio interrumpido al momento que un iceberg golpeó en la zona de la proa. “El primer oficial corrió hacia el centro del barco y el capitán, que había permanecido allí, saltó al telégrafo de la sala de máquinas y esta vez giró la palanca. Pero al cabo de cinco segundos, la proa del Titán empezó a elevarse, y delante, a ambos lados, se podía ver, a través de la niebla, un campo de hielo que se elevaba en una pendiente de hasta treinta metros de altura en su trayectoria”, narró Robertson. Estos sucesos son similares a los que se describen del momento en que el Titanic comenzó a hundirse.
La geografía de donde ocurrieron los hechos, en la ficción y en la realidad, es otro punto de conexión, ya que en ambos casos se habla de cercanía de New York, en aguas muy tranquila y durante la noche. Las coincidencias posicionan a El naufragio del Titán o Futilidad como un libro que predijo la gran tragedia en aguas estadounidense. Su autor falleció el 24 de marzo de 1915 y no se conocen declaraciones que haya realizado sobre su gran obra.