Al despedir este año desafiante para nuestra amada Argentina, no puedo evitar reflexionar sobre las pruebas que hemos enfrentado como sociedad. Los tiempos difíciles han puesto a prueba nuestra resistencia y solidaridad, pero también nos han recordado la importancia de la empatía y la unidad.

En el umbral de un nuevo año, deseo expresar mi sincero deseo de que el 2024 traiga consigo esperanza, prosperidad y superación para todos los argentinos. En medio de nuestras aspiraciones colectivas, no puedo dejar de resaltar la urgente necesidad de abordar cuestiones críticas que afectan la seguridad laboral y, sobre todo, la problemática imperante de niños que padecen hambre en nuestro país.

La seguridad en el trabajo es fundamental para el bienestar de nuestras comunidades. Insto a que se promuevan políticas y acciones que garanticen un entorno laboral seguro y justo para todos. Asimismo, es imperativo que nos unamos como sociedad para erradicar la alarmante situación de chicos que sufren hambre. Ningún niño debería enfrentarse a la adversidad del hambre en nuestra nación.

Confío en que, como país, podemos superar estos desafíos y construir un futuro más próspero y equitativo. Juntos, podemos trabajar hacia una Argentina donde la seguridad y la prosperidad sean accesibles para todos.

Con optimismo y compromiso.